Sueña y alcanza la meta

Por Ezequiel Montaño

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Una de las grandes incógnitas sobre la esencia del ser humano es cuál es su motor de vida, ¿son los sueños?, ¿son las metas?, ¿qué es aquello que impulsa a seguir adelante? Si bien, la respuesta aún no es clara, es innegable que todas las personas tienen sueños, aquellas aspiraciones que se esconden en lo profundo del corazón y reflejan algún deseo. Sin embargo, cuando estos deseos toman una forma concreta y se dejan de ver como algo imposible, se transforman en metas capaces de cambiar la vida de quien se atreve a alcanzarlas.

Desde Martin Luther King hasta Greta Thunberg, los líderes sociales que plantean un cambio e inspiran a marcar la diferencia son aquellos que sueñan y luchan, pase lo que pase, por hacer realidad aquello que se siente imposible. En palabras del doctor King: “Si no puedes volar, corre. Si no puedes correr, camina. Si no puedes caminar, gatea. Pero hagas lo que hagas, siempre sigue hacia adelante.” Esta acción tan valiente de atreverse a hacer y no simplemente fantasear es lo que marca una diferencia clara entre los sueños y las metas, ya que las decisiones que se toman a partir del impulso de hacer realidad lo que se desea impactarán la vida de la persona completamente, desde su estilo y filosofía de vida, hasta su cuerpo. Es decir, desde la mente hasta lo físico. Este proceso consiste en buscar herramientas apropiadas para alcanzar la meta planteada y, sobre todo, en perseverar y jamás abandonar los sueños, sin importar cuales sean.

Los sueños y, a su vez, las metas son una parte fundamental de la condición humana, son lo que distingue a las personas unas de otras, ya que están sujetos a la singularidad de quien los posee. No importa si se trata de un tipo de automóvil específico, un hijo deseado o alcanzar la salud plena, ir tras aquello que inspira a la mente y acelera el corazón siempre es la decisión correcta.

¿Qué viene primero? ¿El sueño o la meta?

A pesar de que son cosas estrechamente relacionadas, hay una gran diferencia entre los sueños y las metas. Una meta es un objetivo que puede, o no, estar ligado a un propósito de vida, algo en lo que se debe hacer un esfuerzo para poder alcanzarlo; por ejemplo, una meta puede nacer desde las circunstancias adversas o los deseos del corazón. Los sueños, por otra parte, se derivan de aquello que produce alegría y estimula la imaginación, ya que son un reflejo de las ambiciones personales, pues son algo que se anhela conscientemente y suele percibirse como imposible.

No existen las metas sin los sueños, no existen los sueños sin que se desee alcanzar algo, es por esto que se necesitan de ambos para alcanzar un equilibrio en la vida y ambos son necesarios para el desarrollo y la realización personal de cada ser humano. No se puede ser un soñador empedernido que no actúa y tampoco se debe actuar sin la dirección y la pasión que proveen los sueños. Realmente no importa qué exista primero, mientras en conjunto lleven a un cambio de vida positivo y duradero.

Rendirse no es una opción

Dentro del Naturismo Integral se busca promover esta clase de equilibrio mental y se invita a los estudiantes a soñar y plantearse metas que vayan acorde con la situación que enfrentan, desde el revertir algún padecimiento como la diabetes, hasta la crianza correcta de los hijos. Nada es imposible mientras se busque el equilibrio, la salud integral y la paz mental.

Como muchos estudiantes de la Academia ya sabrán, las disciplinas encargadas de las metas y los sueños son numerosas, pero para función de este artículo es importante centrarse en solamente una: la disciplina 20, La Fuerza de Voluntad.

Esta es una disciplina que parece fácil, pero es complicada porque suele enfrentar a la mente consciente con los sistemas y malos hábitos aprendidos de forma inconsciente a través de toda una vida. La fuerza de voluntad nace de la esperanza del cambio, del deseo de mejoría y es como un músculo que debe ejercitarse día a día con acciones que busquen modificar aquello que nos impide alcanzar la meta deseada. La voluntad del ser humano es el remedio supremo para los males, ya que mediante su ejercicio constante uno puede curarse a sí mismo. La importancia de la fuerza de voluntad radica en que es una cualidad que solamente podrá ser para el beneficio de la persona que la ejecuta; hay un dicho popular enfatiza esto: “Nadie puede hacer por ti lo que tú no estés dispuesto a hacer por ti.” La fuerza de voluntad es la herramienta clave para hacer de cualquier deseo algo tangible, solamente se trata de tomar la decisión y mantenerse firme en ejercerla contra los malos hábitos o aquellos pensamientos nocivos. Esta disciplina, entonces, es primordial para cualquier persona, puesto que es un agente de cambio diario para tomar la decisión de no rendirse. 

“¿Y si es imposible?”

Este es el pensamiento que suele atormentar a muchos por las noches, ya que en los momentos de debilidad parece colarse en la mente para instaurarse en ella y aprovecharse del miedo que existe hacia lo desconocido. Sin embargo, aquí es donde entra la disciplina mencionada en el punto anterior: la fuerza de voluntad, que debe persistir hasta que se haya cumplido la meta deseada.

Los límites, comúnmente, están impuestos y definidos por la misma persona, es decir, si esta padece diabetes es probable que limite su recuperación conforme a lo que cree, lo que conoce y lo que cree que es posible. Es por esta razón que muchos diabéticos cuando entran a EMANI llaman a la decisión de ingresar a la Academia “un salto de fe”, puesto que sus mismas limitantes los mantenían alejados de las posibilidades de mejorar su estado de salud.

Ese salto de fe, impulsado por la decisión de alcanzar una meta, debe acompañarse de la firmeza de una fuerza de voluntad inquebrantable y día a día reforzar el sueño hasta convertirlo en una meta alcanzada exitosamente. Citando a Louis Holtz: “Una vez has escrito todo lo que quieres conseguir en la vida, asegúrate de que cada día haces algo concreto para cumplir al menos uno de esos sueños”.

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Víctor Sánchez

Psicólogo

Director General de EMANI

Director del Departamento de Psicología

Cuando se me presentó la oportunidad de ser parte de EMANI, la verdad no me era muy atractivo, eso cambio cuando comprendí a cabalidad la misión y visión de la empresa, ahora que tengo el puesto de Director General de EMANI y Director del departamento de psicología, esta labor en conjunto me llena de satisfacción por la manera tan profunda como cambiamos las vidas de nuestros increíbles estudiantes.