La diabetes y la reducción de la materia gris del cerebro

Por Ezequiel Montaño

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Un estudio realizado por la Universidad Stony Brook —SBU por sus siglas en inglés—, de Nueva York, y publicado en este año en la revista eLife, expuso las consecuencias que tiene la diabetes sobre una parte importante del cuerpo que en pocas ocasiones se señala cuando se enlistan las consecuencias de esta afección. Si bien, mucho se comenta acerca de las implicaciones que tiene la diabetes sobre áreas del cuerpo como la piel, corazón o riñones, así como sus efectos en la reducción de los niveles de energía y calidad de la visión, escasamente se llega a considerar qué sucede en el cerebro de la persona que la padece.

Un poco más del seis por ciento de la población mundial tiene diabetes en la categoría tipo 2; anteriormente, se consideraba que solamente las personas mayores podrían llegar a desarrollar este nivel de afectación, concluyendo que en los jóvenes o niños solamente se podría desarrollar diabetes tipo 1, por lo que cualquier cambio negativo en el cerebro y, por lo tanto, en las habilidades que dependen de alguna de sus áreas, se relacionaba en la mayoría de los casos con el deterioro normal debido a la vejez. Sin embargo, en la actualidad sabemos que la diabetes tipo 2 puede afectar a cualquier persona durante cualquier etapa de crecimiento, y que este padecimiento tiene consecuencias en el cerebro, produciendo un envejecimiento que poco está relacionado con la edad de quien lo sufre.

Los diabéticos tienen un mayor riesgo de presentar demencia o Alzheimer, además de una capacidad cognitiva menor —la habilidad para procesar la información y luego ponerla en práctica—, en comparación con las personas no diabéticas, pues la diabetes afecta la memoria y la capacidad de aprendizaje, haciendo más lenta la velocidad con la que el cerebro lo procesa, lo que representa un deterioro más acelerado de lo usual.

El envejecimiento cerebral,
¿antes o después de la detección de la diabetes?

La investigación realizada por la SBU señala que las formas tradicionales para la valoración de la diabetes se enfocan en la medición de la glucosa en la sangre, los niveles de insulina y en el porcentaje de masa corporal que presenta el nuevo diabético, por lo que no es común que quien presente síntomas busque realizarse una evaluación mental, precisamente porque se asume que los cambios cognitivos tienen que ver con el envejecimiento normal de todo ser humano.

Hasta antes de este estudio no se habían comparado las alteraciones en las habilidades del cerebro de un diabético en contraste con los de alguien sin el padecimiento. Para obtener los resultados, se evaluó la información de 20 mil personas —de 50 a 80 años—, entre diabéticos y no diabéticos que radicaban en el Reino Unido; las pruebas incluyeron escáneres y mediciones de la función cerebral, concluyendo que las personas con diabetes tipo 2 envejecen cerebralmente un 26 % más rápido.

También, con esta investigación se reveló que el daño en el cerebro puede producirse incluso antes de que se considere realizarse una prueba clínica para valoración de diabetes, pues los efectos neurológicos se presentan con muchos años de anticipación; es decir, para cuando se detecta la diabetes, la persona pudo haber sufrido ya un deterioro significativo en el cerebro, por lo que analizar las condiciones de este órgano central puede ser una forma más rápida de identificar si se padece este problema de salud. Los resultados del estudio señalan la necesidad de revisar las imágenes cerebrales para poder tener un margen para el cuidado y control de las consecuencias neurodegenerativas. Además, en la comparación de la estructura y actividad del cerebro del diabético, con respecto a las de un cerebro de alguien sano, se encontró una disminución de la materia gris.

La materia gris se reduce

El cerebro del ser humano está compuesto de alrededor de un sesenta por ciento de materia blanca y un cuarenta por ciento de materia gris. Esta última es considerada la capa externa del cerebro y representa la superficie o corteza, también está presente en el tronco encefálico, en el cerebelo y en toda la médula espinal y contiene la mayoría de las células neuronales del cerebro, por lo que a las enfermedades que causan la pérdida de la materia gris se les conoce como neurodegenerativas.

Las partes del cerebro encargadas de la actividad muscular y sensorial forman parte de las áreas donde se acumula mayormente la materia gris. La corteza gris del cerebro, que guarda al interior de este la materia blanca, es importante para desarrollar el aprendizaje, la atención, la memoria y el pensamiento. En el cerebelo, por su parte, se llevan a cabo el control motor, la coordinación y la precisión.

Como parte de las conclusiones del estudio realizado por la SBU, se descubrió una significativa disminución de la materia gris a causa de la diabetes, adicional a la que se presenta con la edad. En los diabéticos se encontró una reducción del 13.1 % más en las funciones cognitivas, fuera de los efectos de la vejez. También, la velocidad del procesamiento de la información en personas con diabetes cayó un 6.7 %, en comparación con individuos de la misma edad sin diabetes. Por todo esto es que, al deterioro de las habilidades cerebrales inevitables ante el envejecimiento del ser humano, habrá que sumar ahora una reducción aún más amplia de la materia gris si la persona sufre de diabetes, considerando que la neurodegeneración será aún más grave mientras más dure el padecimiento.

¿Cómo afecta este fenómeno a los diabéticos?

Como ya se ha señalado, la diabetes tipo 2 conduce a quien la sufre de manera más rápida a un envejecimiento del cerebro y deterioro cognitivo. Esta alteración conlleva una reducción amplia de la materia gris, que participa en distintas y múltiples actividades diarias, pero ¿qué representa en la vida de la persona con diabetes?

El deterioro del cerebro no solo significa que este presentará prematuramente cambios que se generan con el paso del tiempo y que incluso pueden no darse en el cerebro de una persona sana —pues un estilo de vida saludable ayuda a reducir las consecuencias de la vejez—, si no que dichas alteraciones se reflejarán en el diabético cuando le sea difícil realizar de forma rápida y ágil actividades diarias.

El impacto de la transformación cerebral afecta directamente las funciones como la memoria de trabajo, que se refiere a la capacidad de almacenamiento de información y su procesamiento, el aprendizaje y el pensamiento flexible, que permite realizar cambios continuos en planes ya organizados, lo que conlleva la facilidad de adaptación del ser humano ante diferentes circunstancias.  

A pesar de las pruebas sólidas que entrelazan a la diabetes tipo 2 con el deterioro del órgano central, a pocos diabéticos se les realiza una evaluación cognitiva como parte del tratamiento de la medicina tradicional, pero siendo que ya de por sí el envejecimiento normal del cerebro regula de manera distinta la glucosa por la insulina, cuánto más significativo será el cambio para quien padece diabetes. Aunque sea común pensar que los síntomas que reflejen un deterioro en la habilidad mental tienen que ver con la edad del ser humano, las conclusiones de la investigación realizada por la SBU demuestran la importancia de no llegar a conclusiones así sin pruebas, si no que realizarse un estudio temprano otorga un margen de tiempo para poder actuar y controlar los cambios que puedan presentarse en el cerebro del diabético.

La mejor prevención ante cualquier riesgo o problema de salud se encuentra en el estilo de vida del ser humano. La alimentación y el ejercicio solo son una parte del amplio abanico de oportunidades de cambio; para recuperar la salud habrá que practicar el Naturismo Integral, con cada uno de los ámbitos que lo componen y que representan las herramientas de un verdadero cambio.

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Víctor Sánchez

Psicólogo

Director General de EMANI

Director del Departamento de Psicología

Cuando se me presentó la oportunidad de ser parte de EMANI, la verdad no me era muy atractivo, eso cambio cuando comprendí a cabalidad la misión y visión de la empresa, ahora que tengo el puesto de Director General de EMANI y Director del departamento de psicología, esta labor en conjunto me llena de satisfacción por la manera tan profunda como cambiamos las vidas de nuestros increíbles estudiantes.