Remedios naturales, una cultura milenaria

Por Juan Luis Gómez

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El uso de plantas medicinales es tan antiguo como la misma historia de la humanidad. Durante miles de años, diversos grupos humanos alrededor del mundo han utilizado las plantas como remedios para enfrentar distintos males y padecimientos. Desde los grupos más primitivos hasta las primeras civilizaciones, como la mesopotámica, la egipcia y la india, el conocimiento que el ser humano posee sobre los usos y medios de preparación de plantas medicinales constituye uno de sus tesoros más valiosos. No obstante, pese a que el conocimiento de las plantas medicinales es la base sobre la cual se cimenta la actual industria farmacéutica, hoy en día el ciudadano promedio poco sabe sobre esto; aunque todo ese conocimiento podría ayudarlo a tratar, de forma más segura y natural, distintos malestares o padecimientos sin necesidad de recurrir a fármacos, cuyo consumo, a la larga, le traerá consecuencias negativas.

Por eso, para el Naturismo Integral es tan importante rescatar este conocimiento milenario y ponerlo al alcance de todo aquel que desee aprender sobre él; aunque claro, siempre colocándolo en su lugar como un pilar para ayudar a conservar la salud y no como la solución definitiva a ningún padecimiento.

Su uso a través de los siglos

Entre los milenios IX y VI antes de nuestra era, el ser humano dejó de ser cazador y, con ello, gracias a la agricultura, inició la domesticación de las plantas medicinales. Desde sus inicios esta tuvo una concepción integradora en la que se consideraba más que solo el estado físico del cuerpo para tratar al individuo: el espiritual. De ahí que, en la medicina oriental y aún en la actualidad, se considere el carácter del sustento energético de la planta que, al encontrarse con el sustento energético del individuo, produce un efecto curativo; creencia que coincide con la medicina tradicional de las diversas culturas autóctonas de América, para quienes el espíritu de la planta entra en contacto con el espíritu del mal que aqueja a quien lo porta.

Sin embargo, fue en la civilización egipcia donde se comenzó a emplear el poder de las plantas medicinales bajo una concepción racional y sistematizada. Hoy día, gracias a los papiros que se han descubierto sobre esta antigua civilización, se sabe que algunas de las plantas que empleaban en la medicina egipcia para tratar, por ejemplo, el sistema digestivo, eran el sen, el comino, el enebro y el tomillo, mientras que para tratar parásitos intestinales utilizaban el ajenjo y la raíz del granado. De hecho, el legado de los egipcios es tal que el primer documento considerado de carácter médico es el papiro de Edwin Smith, que data de 1600 a. C.; aunque, de hecho, el más antiguo del que se tienen registros es el papiro Kahun, que se data en 1900 a.C., en el que se relatan remedios naturales para tratar padecimientos que atañen a la mujer, así como la forma de asistir un parto.

A los griegos, por su parte, se les debe la gran cantidad de herbarios y recopilaciones de usos medicinales de plantas y vegetales. Pero, quizá, la herencia más importante que dejaron se encuentre en el legado de Pitágoras e Hipócrates, ya que el primero fue quien sentó el concepto diatia, o dieta, sobre el cual, más adelante Hipócrates pronunciaría su famoso principio: “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”; de ahí que de las 257 plantas que aparecen recopiladas en los textos hipocráticos, 27 hoy día sean consideradas alimentos, como en el caso de la zanahoria.

Una misión de antaño cumplida

El hecho de que las plantas medicinales fueran el único tratamiento curativo del que disponía el ser humano llevó al hombre de la Edad Media y el Renacimiento a recopilar sus conocimientos en infinidad de herbarios y a construir jardines botánicos con el fin de estudiar las plantas.

Uno de los más importantes recopiladores de fitoterapia del siglo I de nuestra era fue Pedacio Dioscórides, a quien se le debe el primer libro de plantas medicinales en el que se reúnen efectos y características de más de 600 plantas utilizadas con fines medicinales. La obra de Dioscórides se convirtió en el principal manual de fitoterapia durante toda la Edad Media y, con la llegada de la imprenta, alcanzó mayor difusión y prestigio durante el Renacimiento. No obstante, y a pesar de que, como se ha descrito en este artículo, el uso de las plantas medicinales es antiquísimo y resultó por milenios como el único recurso del ser humano para aliviar sus males y dolencias, es hasta principios del siglo XX que se comienza a emplear el término fitoterapia para referirse al empleo de plantas medicinales con fines terapéuticos.

Su beneficio actual sobre la salud

Se le debe al médico francés Henri Leclerc (1870-1955), el surgimiento del término fitoterapia, neologismo formado a partir de los vocablos griegos: phytón, que significa planta, y therapeía, que quiere decir tratamiento. De ahí que fitoterapia etimológicamente se refiera al tratamiento de los problemas de salud con plantas. Ahora, es importante señalar que este término surge también a causa de la necesidad del hombre de distinguir entre esta y la medicina moderna que pujaba por convertirse en lo que hoy se conoce como medicina tradicional.

Esta separación entre los remedios naturales, que habían acompañado al ser humano a lo largo de su historia, y lo que se convertiría en la medicina tradicional, basada en fármacos, constituyó un esfuerzo del hombre moderno por aislar el conocimiento de la materia médica y abordarlo desde una perspectiva racional que contemplara solo el aspecto fisiológico del cuerpo a través de la eliminación de síntomas, dejando de lado aquella visión integral en la que se consideraba la salud del ser humano como un todo en el que se incluía su cuerpo y su espíritu. Ya, por ejemplo, Paracelso, médico y químico suizo, a quien se le considera el padre de la Farmacología Química, había planteado que las propiedades medicinales de las plantas radican en sus principios activos aislables y no en aquello que la medicina herbal planteaba como espíritu o sustento energético, por lo que solo fue cuestión de tiempo para que a los hombres de ciencia, a través del desarrollo de la química, les fuera posible aislar y sintetizar estos principios activos de las plantas.

Bien pues, si a lo largo de este artículo se ha buscado rescatar cómo los remedios naturales constituyen no solo el primer medio del ser humano para calmar los distintos males y dolencias que lo aquejaban, sino también el origen de lo que hoy constituye una de las industrias más poderosas de la humanidad: la farmacéutica, ha sido con la intención de reconocer cuán importante es conocerlas y ayudarse de ellas para tener verdadera salud en la vida. De hecho, en la actualidad para el ser humano las plantas medicinales siguen siendo una fuente inagotable de conocimiento, pues representan un banco potencial de medicinas por descubrir; además, cabe señalar que en Europa y China siguen siendo utilizadas de forma complementaria por médicos que reconocen sus bondades, así como la forma segura de emplearlas.

Finalmente, a diferencia de la medicina sintética o convencional, la fitoterapia desde sus inicios fue considerada como un recurso para ayudar al cuerpo a volver a un estado de equilibrio, en el que, no obstante, se dejaba un amplio margen de acción a otros aspectos del ser humano que iban más allá del cuerpo: el espiritual. Hoy día, con el avance de la medicina moderna y de otras disciplinas como el psicoanálisis e incluso la química, se sabe que así como las emociones influyen directamente en la salud del individuo, aquello conocido en la medicina tradicional de diversas culturas como sustento energético o componente espiritual de las plantas, no es otra cosa que la energía almacenada en las moléculas de las plantas que al entrar en contacto con las células del cuerpo del ser humano llevan a cabo diversas reacciones en un efecto sinérgico. Es decir, cuando el individuo ingiere una planta, su cuerpo toma la energía y propiedades en ella para usarlas en complejísimos mecanismos de metabolización, de cuyo correcto funcionamiento depende la salud del cuerpo. De esta forma, si los males y padecimientos del hombre para la medicina china eran un bloqueo en la fuerza energética vital del individuo, es decir el qi, este bloqueo es en realidad un deterioro o incapacidad del cuerpo por metabolizar plenamente esa energía vital proveniente de plantas y alimentos.

De ahí que, sin lugar a duda, el tratamiento de cualquier padecimiento debe considerar más que solo la eliminación de síntomas visibles en el cuerpo. Por eso, el Naturismo Integral, aborda la salud del ser humano desde una vertiente integradora, en la que se le da cabida tanto a la salud del cuerpo, como a la de las emociones, la mente, el espíritu y la forma en que el individuo aprovecha los recursos que la naturaleza le provee. De ahí que se busque rescatar el conocimiento de las plantas medicinales, bajo el entendido de que se trata de un valiosísimo recurso para preservar la salud, y en algunos otros casos, como en el de los vegetales, a través de la Trofoterapia, los concibe como un poderoso recurso preventivo contra cualquier padecimiento. No obstante, tal como fue concebida en un inicio, la Fitoterapia, desde el Naturismo Integral, no es el remedio final contra la diabetes o cualquier otro padecimiento, sino un arma que ayuda a combatir los malestares mientras el verdadero origen de este puede ser tratado con ayuda de esta y otras disciplinas más.

 

 

 

 

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Víctor Sánchez

Psicólogo

Director General de EMANI

Director del Departamento de Psicología

Cuando se me presentó la oportunidad de ser parte de EMANI, la verdad no me era muy atractivo, eso cambio cuando comprendí a cabalidad la misión y visión de la empresa, ahora que tengo el puesto de Director General de EMANI y Director del departamento de psicología, esta labor en conjunto me llena de satisfacción por la manera tan profunda como cambiamos las vidas de nuestros increíbles estudiantes.