La mayor parte del tiempo se pasa por alto lo importante que es la respiración para el ser humano. Aunque se tenga bien entendido que la circulación del aire dentro del cuerpo es necesaria para vivir, pocas veces uno se detiene a pensar en las condiciones en que este elemento ingresa al cuerpo para llenar los pulmones y, finalmente, salir expulsado. Quizás la poca importancia que se le otorga en la cotidianidad provenga precisamente de que se trata de una acción vital que el cuerpo realiza de forma continua sin mayor esfuerzo en un individuo sano y, por lo tanto, pasa inadvertida; solo hasta que falla alguno de los elementos involucrados en el proceso, entonces se comprende la realidad de la respiración.
Se puede llegar a considerar, también, que el recurso que le da lugar es un bien gratuito, inagotable y disponible para todas las personas, todo el tiempo y en cualquier lugar, no obstante, hay que reconocer que la calidad del aire no es la misma en todos los territorios, pues esta suele cambiar de una ciudad a otra, por ejemplo, e, incluso, de la capital de un estado a un pueblo que se encuentre a cuarenta minutos de distancia. A pesar de que el aire sí está en todas partes, su composición se ha transformado con el tiempo. Sabemos que hoy no se respira el mismo aire que hace miles de años auxilió a que se generaran las condiciones para que surgiera la vida en la Tierra, pues actualmente el ser humano es responsable de que la calidad del aire haya disminuido en algunas zonas a causa de las emisiones de gases por parte de las fábricas, las expulsiones de los coches a través del escape, la tala de árboles y la contaminación de los mares.
Mientras que hay acciones básicas que se disfrutan y de las que incluso se puede prescindir durante algunos días, como la alimentación o la hidratación, la respiración tiende a dejarse de lado hasta que existe un problema que impide su ejecución, a pesar de que también es esencial. Así, normalmente cuando se trata de la respiración, no se pone atención a si es profunda o apenas perceptible, sino tan solo a que el aire ingrese de alguna u otra manera al cuerpo. Es hasta que se conocen los beneficios de realizarlo correctamente cuando se genera consciencia de que el aire no solo es esencial para mantener vivos a los seres humanos, sino que además tiene injerencia en su calidad de vida, pues se trata de un agente en la prevención de malestares y uno de los medios más eficaces para restablecer a quien tenga un padecimiento.
El aire es el primer elemento que toma el ser humano al nacer y es el último que ingresa al cuerpo antes de morir. Está compuesto más o menos en un 78% de nitrógeno y un 21% de oxígeno, aunque en él conviven también otros gases como el dióxido de carbono, neón y helio. Todos estos gases tienen una misión específica para que los seres vivos realicen funciones vitales, por ejemplo: el oxígeno en la atmósfera permite que los seres vivos respiren, mientras que el dióxido de carbono es esencial para el proceso de la fotosíntesis, aunque no para que las personas lo inhalen de manera continua; además, el aire permite la existencia del fuego, el viento, las lluvias, las nubes y otros elementos.
Cuando se respira debidamente, los pulmones pueden contener aproximadamente de 1.5 a 3 litros de aire en cada aspiración, lo que asegura una buena circulación y oxigenación de la sangre, además de que repercute positivamente en la digestión y en el sistema nervioso, beneficiando así a todo el organismo. Sin embargo, existen enormes diferencias entre un aire puro y uno de mala calidad que no sólo se presentan en el olor que se percibe al inhalar, sino también en la salud. Reparar en la calidad del aire es de gran importancia precisamente porque este ingresará al cuerpo y, a propósito de esto, se estima que solamente una de cada diez personas en el mundo respira un aire puro, del tipo que se encuentra intacto en sus componentes. El resto se expone a las consecuencias de la contaminación al inhalar agentes invisibles presentes en el aire y que causan daño al cuerpo, quizá no de manera inmediata, pero sí a largo plazo.
Dada la importancia de todo esto, enseguida se comparten algunas acciones que pueden realizarse para ayudar al cuerpo a estar en contacto con aire de mejor calidad, según las circunstancias de cada uno:
A la lista anterior se pueden añadir diferentes actividades que mantengan al ser humano en contacto con el aire puro; sin embargo, no se debe olvidar que otra parte importante además de la calidad de lo que dejamos ingresar al cuerpo mediante la respiración es aprender a hacerlo de la manera adecuada para lo que existen diferentes técnicas.
Para que la respiración pueda alcanzar a desarrollar sus efectos positivos en el cuerpo es necesario aprender a realizarla correctamente mediante la constante práctica y, en lo sucesivo, enseñar a quien lo requiera. Se debe buscar que el aire llene completamente los pulmones, permitiendo y facilitando su circulación al interior antes de ser expulsado mediante la boca. Para ello existen diferentes maneras de realizarlo y una muy sencilla de entender y ejecutar es la respiración en seis tiempos. Lo que se ha mencionado como “tiempos” es equivalente a una medida en segundos, así que este ejercicio respiratorio se completa en un ciclo que dura, en teoría, tres segundos al inhalar y tres al exhalar, con un tiempo total de seis segundos para un primer ciclo.
Se comienza por inhalar el aire profundamente, enseguida se sostiene el aire al interior por tres tiempos mientras se cuentan los segundos mentalmente, para luego dejarlo salir a través de la boca en tres tiempos. Una vez que el aire ha salido se reinicia el ciclo de forma continua durante cinco minutos. Es recomendable realizar esta actividad con los ojos cerrados para una mayor concentración y relajación; conforme se va tomando práctica en la respiración, se pueden extender los tiempos. Este tipo de respiración representa una herramienta para respirar de forma consciente, además de auxiliar en la meditación.
El aire puro y fresco es un aliado en el camino que conduce a mantener la salud. Se trata de la primera disciplina de las 35 que conforman el Naturismo Integral. Como parte de La Naturaleza que nos rodea, esta es un tratamiento eficiente conocido como Aeroterapia. Se trata de una disciplina que genera diferentes y múltiples beneficios en el cuerpo, por lo que se invita al ser humano a buscar en toda oportunidad la cercanía con este elemento indispensable, y a realizar una respiración que asegure el ingreso del aire para limpiar impurezas y vivificar los órganos.
El control en la respiración y la verificación constante de la función pulmonar es algo necesario para los diabéticos debido a la importancia de la oxigenación como un auxiliar en la lucha contra varias de las consecuencias que conlleva el padecimiento. El paso del aire puro en el organismo promueve una circulación adecuada de la sangre, pues de esta forma puede penetrar mejor en los tejidos de los músculos, lo que disminuye hinchazones y, además, propicia la cicatrización de heridas, estabiliza los niveles de azúcar en la sangre, e incluso puede llegar a estimular la producción de colágeno. El páncreas es uno de los órganos también beneficiados por la oxigenación, pues el torrente sanguíneo lo nutre de manera adecuada impulsando un mejor funcionamiento, por lo que los diabéticos podrán encontrar en la respiración una auxiliar importante en la reversión de sus malestares.
Cuando se padece diabetes se adopta un estilo de vida que requiere prestar mayor atención y cuidado en la forma de la alimentación, en la actividad física, constantes revisiones de los niveles de glucosa, entre otras actividades más, por lo que es común olvidar realizar de manera adecuada una acción tan sencilla como respirar. Es sabido que el control que implica un ritmo de vida con el que se busca recuperar la salud puede traer diferentes consecuencias como desencadenar momentos de estrés y, en este sentido, la respiración no solo otorga beneficios físicos, sino también psicológicos, pues el control del aire en el cuerpo mantiene al cerebro lúcido, ayuda en la concentración, evita los nervios y lleva a la persona a estar en calma. Para conseguir todo esto basta con tomar una pausa en medio de un día ajetreado y respirar profunda y conscientemente para volver a la relajación y despejar la mente. Esta actividad atrae una sensación de bienestar y puede ser realizada tanto por diabéticos como por no diabéticos.
Por si todo lo anterior fuera poco, respirar adecuadamente tiene repercusiones en la calidad del sueño, pues es fundamental para dormir y lograr un verdadero descaso y, de hecho, la privación del sueño aumenta los niveles de cortisol, que juega un papel importante en el control del azúcar en la sangre.
Aunque en la actualidad el ser humano suele pasar la mayor parte del tiempo al interior de la casa o el lugar de trabajo, no se debe olvidar que el aire requiere permanecer en circulación para mantenerse lo más puro posible. Y para practicar una respiración profunda la mejor recomendación es buscar el aire más limpio al que se tenga acceso, pues solo así se podrá disfrutar de los múltiples beneficios que trabajan en conjunto con el resto de las disciplinas del Naturismo Integral para recuperar y mantener la salud.
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Víctor Sánchez
Psicólogo
Director General de EMANI
Director del Departamento de Psicología
Cuando se me presentó la oportunidad de ser parte de EMANI, la verdad no me era muy atractivo, eso cambio cuando comprendí a cabalidad la misión y visión de la empresa, ahora que tengo el puesto de Director General de EMANI y Director del departamento de psicología, esta labor en conjunto me llena de satisfacción por la manera tan profunda como cambiamos las vidas de nuestros increíbles estudiantes.